Laura Arcos

Creo que en el área académica existe respeto a la formación que tiene una persona, ya sea hombre o mujer”.

Bióloga y doctora en Ciencias Naturales. Fue una de las primeras mujeres en obtener un Ph. D. en el Ecuador y fue fundadora de la Facultad de Biología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde se desempeñó como docente y por reiteradas ocasiones como decana y subdecana de la facultad. Ha escrito extensamente sobre ADN, cromosomas y genética. En 1993, el Municipio de Quito le otorgó la condecoración Fray Bartolomé de las Casas por méritos en la labor académica y científica. Ha participado en la planeación, creación y dirección del Doctorado en Ciencias Biológicas, en la obtención de una Estación Científica en el Yasuní y en el desarrollo académico y científico del Departamento de Ciencias Biológicas.

Toda mi vida la he dedicado a la academia, tanto aquí en Ecuador como en el extranjero. Y en mi trayectoria, afortunadamente, no me he encontrado con comportamientos que pueden definirse como micromachismos. Un reconocimiento o un desconocimiento a la labor de una persona o de una mujer, por parte de un hombre, no siempre puede ser calificado como una actitud machista. Creo que en el área académica existe respeto a la formación que tiene una persona, ya sea hombre o mujer.

Por el hecho de ser mujer, se puede pensar que hay una subvaloración en el campo académico, pero yo no la he sentido como tal. Siempre existen criterios opuestos en un conjunto de personas, pero esos criterios dependen, en gran parte, de la interpretación personal que se da a una determinada situación, en la que se establece un calificativo de subvaloración o simplemente puede tratarse de intereses o conceptos opuestos, que se presentan también entre sujetos del mismo sexo.

A lo largo de mi carrera, me he hecho respetar por medio de mi dedicación a lo que emprendo y a mi cumplimiento de las obligaciones que he adquirido. Considero que tengo una formación académica que me ha permitido expresarme claramente y presentar mis criterios, procurando que sean objetivos.

Aunque yo he tenido la suerte de no haber experimentado violencia en mi campo profesional, creo que es necesaria una formación de excelencia humana y académica para erradicar la violencia contra las mujeres.